Archivo mensual: diciembre 2016

Chirimoya

chiri

En inglés, cherimoya

Mark Twain dijo de ella que era «la fruta más deliciosa de cuantas conocen los seres humanos». Y la tribu de los moche, en Perú, la representaba frecuentemente en sus cerámicas. Su nombre proviene del quechua ‘chirimuya’, que significa ‘semillas de [tiempo] frío’. La chirimoya es una especie del género Annona, probablemente originaria de la región noroccidental de América del Sur. La planta, que llega a alcanzar entre cinco y mueve metros de altura, presenta unas flores carnosas, de un color verde muy pálido y un intenso aroma afrutado.

La chirimoya va cambiando de nombre a medida que uno recorre el continente americano. En Venezuela la llaman ‘chirimorrinón’, y en Haití, ‘cachiman la Chine’. Los mexicanos la conocen como ‘pox’, pero en Belize su nombre es ‘tukib’, y los indios de Guatemala se refieren a ella como ‘pac’, ‘pap’, ‘tsummy’ o ‘tzumux’. Además, en Perú clasifican las chirimoyas, según las características de su piel, en lisas, impresas, umbonadas, tetiladas o tuberculadas. Por si esto fuera poco, sus variedades tienen nombres tan atrayentes como Nata, Sabor, Río Negro, Concha Lisa, Bronceada, Concha Picuda, Terciopelo o Deliciosa. Todo un diccionario.

El fruto, de aspecto suavemente poliédrico, mide entre diez y veinte centímetros de largo y pesa de 150 a 500 gramos, pero puede llegar a alcanzar los 2,7 kilos. Cuando madura, la pulpa que encierra en su interior es blanca y cremosa, con abundantes pepitas negras de mediano tamaño. Sus flores son hermafroditas, aunque exhiben un comportamiento que les impide fecundarse a sí mismas. Todo sucede muy rápido. Al abrirse, la flor de la chirimoya es hembra, pero en muy pocas horas se transforma en macho.

Aunque su aspecto y su sabor evocan los calores del clima tropical, la chirimoya necesita pasar por un periodo relativamente frío para desarrollarse con normalidad. De no ser así, simplemente se aletargará y sus hojas tardarán mucho más en crecer. Sus paisajes preferidos son soleados, con soplos de brisa marina y noches frescas. Las laderas tropicales de los Andes, entre 1000 y 2500 m de altitud, parecen ser su entorno natural, aunque muchas de las variedades silvestres de Annona cherimola crecen en América Central.

En 1757 se recolectaron las primeras chirimoyas en España, pero su cultivo fue minoritario hasta los años 40 y 50 del siglo XX, en que una epidemia diezmó los naranjos del sur de Granada, a los que terminaron sustituyendo en gran parte. La chirimoya de aquella región, en la que se disfruta un microclima subtropical, pertenece a una variedad llamada ‘Fino de Jete».

La chirimoya es un fruto muy delicado, que hay que recolectar a mano y almacenar cuidadosamente durante no más de 24 horas. Cualquier otra manipulación está estrictamente prohibida. Se recolectan aún verdes, y maduran en unos cinco días. A menudo se acelera la maduración gaseándolas con etileno. En Bolivia, apenas las recogen las envuelven en un paño de lana, en el que las mantienen a temperatura ambiente. Estarán en su punto sólo tres días después.

La chirimoya es generosa en vitaminas B6, C y riboflavina. En Jamaica, las flores secas del chirimoyo han sido usadas como rapé. Congelada, la chirimoya madura constituye un helado delicioso, y en México hay quien le añade unas gotas de jugo de lima antes de comérsela. También hay al menos una destilería (en la costa de Granada) que ha obtenido de la chirimoya un delicioso licor, suave y cremoso.

Las semillas contienen pequeñas cantidades de una sustancia neurotóxica, a la que algunos autores han atribuido casos de Parkinson atípicos en la isla de Guadalupe. Según otros autores, una inyección de extracto de la corteza puede producir parálisis muscular. Las semillas trituradas son usadas como insecticida, pero el lector curioso haría bien en proceder con precaución. Se ha mencionado al menos un caso de ceguera causada por el contacto de las semillas trituradas con los ojos.

En Líbano se cultivan chirimoyas en la vega de Nahr Ibrahim (Río de Abraham). Este río es conocido también como “río de Adonis”, y cuenta la leyenda que fue allí donde murió el dios Adonis, cuya sangre, dicen, confiere desde entonces al río el color rojizo de sus aguas. Se dice también que aquellas riberas fueron en tiempos una ruta de peregrinos, que se entregaban allí a orgías desenfrenadas. Desgraciadamente, la leyenda no nos cuenta qué religión profesaban aquellos sorprendentes peregrinos, de manera que tendremos que seguir investigando. Prometo avisar si la encuentro.

Para atenuar la frustración causada por las leyendas incompletas, propongo al lector un par de vídeos interesantes. En primer lugar, uno muy práctico que más de un lector seguramente me agradecerá. Cómo hacer jugo de chirimoya en solo 1 mn, sin pepiptas:

Y, para remate, esta receta de aspecto irresistible: Tarta de chirimoya con masa de chocolate. ¡Ñam…!